Sébastien Buck es un joven de carácter introvertido que ha tenido una buena infancia y adolescencia. Su familia es originaria de Saint Avold, una pequeña ciudad del norte de Francia, cercana a Alemania, pero por la condición de cónsul de su abuelo, Sébastien Buck pasa gran parte de su juventud en Barcelona.
Tras una educación rigurosa, el muchacho decide estudiar Historia del Arte. Sin embargo, terminada la universidad, su familia no sabe muy bien qué hacer con él y Sébastien, tranquilo, educado y obediente, acepta estudiar Derecho en la recién inaugurada universidad de Saint Avold. Allí se aloja en la pequeña granja de sus tíos, a quienes encuentra librando una lucha silenciosa para defender su independencia frente a las presiones por unirse a un gremio de ganaderos de dudosa integridad.
Al mismo tiempo, Buck conoce a Philippe Moreau, un joven que pasa largo tiempo merodeando por las calles de Saint Avold, cavilando con aire inquieto. El enigmático Moreau involucra a Sébastien Buck en un misterio por la desaparición de una pieza de gran valor que se remonta a finales del siglo XIX. Los dos jóvenes contarán con la ayuda desinteresada de un sastre escocés que dejó su tierra por deudas de juego y de tres hermanos cuyo origen nadie conoce en la pequeña ciudad.
Fermín Pagola nos traslada a los años 60 para contarnos una historia excelentemente ambientada en la que un joven busca su lugar en el mundo mientras descubre la vida rural y desenmaraña un misterio de la mano de sus nuevos amigos.
Una historia muy bien ambientada que nos traslada a una época reciente como son los años 60 y nos permite saborear, junto al protagonista, ese momento y aventuras que él vive, descubriendo su vida en una granja, después de criarse en una gran ciudad de forma acomodada.
Cuando el lector se adentre en sus páginas rápidamente se dejará llevar leyendo de un tirón esta amena historia costumbrista con toques de intriga.
Una lectura positiva, fresca y bonita para lectores que buscan algo diferente y con cierto aire de nostalgia.