La crisis del bipartidismo ha supuesto la irrupción en nuestro país de nuevos partidos políticos, algunos de marcado carácter populista, cuyos líderes no dudan en atribuirse la representación del «la gente», de la voluntad popular, como excusa para instrumentalizar en su beneficio las instituciones y cuestionar la legitimidad del Estado democrático y liberal de Derecho.
Al contrario de otros movimientos populistas anteriores en los que la revolución popular antecedió al cambio legislativo, el de nuevo cuño parece haber asumido que la ley puede ser la mejor herramienta revolucionaria para propiciar el cambio social.
Actualmente vivimos inmersos en un proceso de ideologización del Derecho Penal que los populistas excusan en la protección de identidades colectivas, principalmente el género (sexo) y la idiosincrasia nacional. En torno a la erróneamente llamada «violencia de género» y las actuaciones delictivas cometidas por inmigrantes se ha generado una alarma social impostada y sobredimensionada políticamente, que no se corresponde con su escasísima incidencia a nivel estadístico, pero que revela que la pretensión de sus respectivos agitadores no es solventar un problema real, sino convertir la identidad colectiva en un arma de agitación social y en un catalizador para subvertir el Estado de Derecho.
Con un lenguaje claro, que permite su comprensión tanto a juristas como a personas legas en Derecho, Guadalupe Sánchez analiza ambas vertientes identitarias, con el objetivo de facilitar al lector tanto la identificación de los discursos populistas contemporáneos que intentan imponer su visión manipulada de la voluntad popular sobre la ley, como el conocimiento de las herramientas jurídicas de las que pretenden hacerse valer para destruir el sistema desde sus cimientos.
La crisis económica, el rescate bancario o la polémica en torno a las cláusulas suelo evidenciaron las carencias en materia de formación financiera de buena parte de la sociedad española. La reacción social ante los casos mediáticos que han servido de catalizador a las propuestas populistas ha puesto de manifiesto, además, las carencias formativas de una de las generaciones que se supone más formada de la historia en torno a cuestiones jurídicas básicas, que no vienen referidas a una materia legal específica sino, en general, a los principios que conforman las civilizaciones occidentales contemporáneas.
Guadalupe Sánchez analiza el populismo identitarista de género o feminista a partir de casos tan mediáticos como el movimiento «Me Too» o el de «La Manada» en España, desgranando cómo la política, especialmente desde formaciones de izquierdas, ha generado una alarma social artificial cuyo objetivo es la criminalización de la totalidad de todos los varones considerados colectivamente, a costa de la victimización de la mujer.