Un pueblo llamado Paradise, una casa en el lago y un montón de canciones convertidas en constelaciones. Hannah está a punto de descubrir que no puede elegir no enamorarse.
Hannah no quiere saber nada de Luke, su novio el último verano que pasó en Paradise, ni de Jamie, su estúpido mejor amigo, ni de ninguno de los populares cuando todos estaban en el instituto.
Pero Avery va a casarse y Hannah haría cualquier cosa por su mejor amiga.
Ese es el principio de la historia de Hannah, aunque también podría ser muchas más partes, porque se ha reencontrado de golpe con el chico que más daño le hizo y con el chico al que más quiso. Lo que no espera es que en toda esta locura tendrá de aliado a la última persona que habría imaginado.
Hay veces que creemos que el destino ya lo ha decidido todo… y justo entonces nos equivocamos.
Una novela que conectará tanto con los lectores juveniles de novela la romántica como con los new adult.
Los personajes están muy bien construidos y es muy fácil identificarse con ellos.
La protagonista es española, aunque vive en Estados Unidos, lo que nos permite ver cómo encajan los españoles en el American way of life.
En la historia predominan las relaciones sanas y las tramas llenas de humor, con el toque justo de drama.
Contiene el cliché «ciudad pequeña (americana)» que ha funcionado tan bien en otras historias como Sucedió un verano de Tessa Bailey o Cosas que nunca dejamos atrás de Lucy Score.
Hay contenido +18, pero las escenas están narradas de una manera suave, sexy y divertida.
El personaje masculino es de los que roba el corazón de los lectores y la femenina es un claro ejemplo de fortaleza y valentía.