Amaia vende helados, le apasiona el futbol y la mecánica, y está convencida del poder curativo de los regalices de fresa.
Unai es bombero, deportista disciplinado, espontaneo y se deja llevar por lo que siente en cada momento.
Pero ambos tienen algo en común, se quisieron y se odiaron, no necesariamente al mismo nivel.
Ahora, una fiesta de antiguos alumnos los vuelve a reencontrar, con la diferencia de que en estos años ambos han sentido como la vida se les resquebrajaba lo suficiente como para no contar el porqué.
Un simple roce de meñiques con lenguaje propio, espontáneos besos en la mejilla, miedos que quizá puedan ser liberados, esa brutal descarga cuando se sienten…
No será fácil, se hicieron daño, pero se tienen demasiadas ganas.
Y es que las ganas se pueden reprimir, acumular, disimular... pero cuando estallan, provocan una explosiva supernova imposible de esquivar.
Una historia narrada a modo de sitcom, en la que la trama principal se divide y fluye con la relación entre los dos personajes principales, no dejando de lado las vivencias del resto de personajes, no menos interesantes, que completan la trama.
La combinación de diferentes puntos de vista y un argumento en el que no faltan los giros hacen que esta novela conecte fácilmente con el lector.
Una lectura amable, ágil y agradable.