No pudo evitar preguntarse por qué el asesino de sus padres la quería viva. Y si eso no era una razón suficiente para desear estar muerta.
Cuando la mañana del 10 de agosto del año 30 a.C. la reina egipcia Cleopatra es encontrada muerta por la guarnición romana encargada de custodiarla para llevarla a Roma para el desfile triunfal de Octavio, la cólera de los romanos recae sobre sus dos hijos mellizos, Cleopatra Selene (Luna) y Alejandro Helios (Sol), de apenas diez años. Son acusados de haber ayudado a su madre a darse muerte, escatimando así el golpe de efecto que hubiese tenido la presencia de la orgullosa egipcia encadenada por las calles de Roma. Los mellizos, juntos con su hermano menor, Ptolomeo Filadelfo, son apresados y llevados a la península itálica. Son los hijos de la reina vencida y del triunviro Marco Antonio, que se ha suicidado también ante la victoria de Octavio.
Los niños llegan horrorizados a Roma en compañía de su tutor y son obligados a desfilar encadenados ante el carro de Octavio, el futuro emperador Augusto, pero su corta edad despierta la compasión del pueblo romano. En la creencia de que quizá puedan serle útiles en el futuro, Octavio accede a perdonarles la vida y ponerlos bajo la tutela de Octavia, su hermana y la legítima esposa de Marco Antonio, la mujer a la que abandonó para unirse a Cleopatra.
Comienza así esta ambiciosa novela histórica, en la que el lector asistirá a la manipulación de una niña por parte de Roma, y a su increíble peripecia para sobrevivir en un mundo de intrigas.
Emma Lira, reconocida periodista, fue finalista del XVI Premio Fernando Lara con su novela Tras el agua grande y cosechó un éxito notable con Búscame donde nacen los dragos, Ponte en mi piel y El último árbol del paraíso.
Periodista, viajera y amante de la historia, la autora es, sobre todo, una «cuentista» consumada, una auténtica Sherezade. Sus novelas no se pueden soltar.
Sus protagonistas son personajes muy reconocidos: Augusto, Livia, Octavia, Agripa, Marco Antonio y Cleopatra, presentados como nunca los habíamos visto. En sus manos estaba el destino de toda Roma, pero también fueron hombres y mujeres de carne y hueso, con sus propias pasiones y una ambición desmedida.
Cleopatra Selene es la única hija de Cleopatra y Marco Antonio, una niña que, tras la muerte de sus padres, es llevada como rehén a Roma y convertida en peón en el inmenso juego de estrategia desplegado por Augusto, un hombre tan inteligente como contenido al que, sin embargo, esa muchacha consigue descolocar.
En un mundo clásico, dominado por los augurios y las profecías, la República está a punto de dar paso al Imperio.