Miembro de la Generación del 27 y de Las Sinsombrero, Rosa Chacel es, sin duda, una de las más importantes autoras de la cultura literaria española.
Escritora en el exilio tras la Guerra Civil, se trasladó primero a París, luego a Atenas y Ginebra, y finalmente a Río de Janeiro, donde desarrolló el grueso de su obra hasta 1972. Su obra abarca casi todos los géneros literarios entre los que cabe destacar las novelas Estación ida y vuelta (1930), Memorias de Leticia Valle (1946), La sinrazón (1960), Barrio de Maravillas (Premio de la Crítica, 1976), los volúmenes de relatos Sobre el piélago (1951), Ofrenda a una virgen loca (1961), y Icada, Nevda, Diada (1971), a la que pertenecen los relatos de este volumen. Así como a la autobiografía Desde el amanecer (1972), su diario Alcancía (1982), o los libros de poesía A la orilla de un pozo (1936) y Versos prohibidos (1978). Su obra, de una prosa precisa y de gran imaginación, recibió el Premio de las Letras Españolas en 1987. Hoy se la considera una de las autoras más importantes del siglo XX.
Recientes estudios y nuevas ediciones de sus obras han sacado del anonimato en el que vivieron durante más de ochenta años a Rosa Chacel y a muchas de aquellas artistas y escritoras de la Generación del 27.
«Una autora cuyo legado hace que nos contaminemos de la calidad literaria y cultural que enriquece nuestros valores y nos compromete con muestro futuro». Luis García Montero, director del Instituto Cervantes.
«Una de las mejores prosas que se han escrito en castellano después de la generación del 98», Pere Gimferrer.
«Su estilo es singular, es una gran escritora que labra las palabras y los conceptos». Rosa Montero, El País.
Claudio Guillén, profesor de Literatura Comparada en la Universidad de Harvard, explica que en la obra de Chacel se manifiestan «con sobrecogedora vehemencia súbitas iluminaciones o revelaciones de lo inexplicable y de lo hondamente significativo que son a la postre experiencias fugaces pero inolvidables y decisivas».