La paleta de colores de la escritora alcañizana, Rosa Blasco, es tan rica en matices en su ópera prima narrativa, El sanatorio de La Provenza, como la de Van Gogh, uno de los personajes que la pueblan: el morado de la lavanda, símbolo de lo misterioso y de lo oculto, el rojo de la pasión, el negro de la muerte o el blanco de la pureza.